Friday, June 13, 2008

A propósito de una carta

[...]
Me cuestionas sobre la veracidad de la novela histórica. No cabe duda de qe la Literatura i la Historia son mentiras. Pero mentiras bien contadas o realmente verosímiles, si están ante todo fundamentadas. Velo por el lado amable wey: al historiador le toca contar la “verdad” de la Historia desde cierto punto objetivo. Un escritor de Literatura narra ficciones. El historiador asume una perspectiva ante un suceso. Qien hace Literatura crea mundos paralelos a la realidad que le tocó vivir (el caso de la novela auto-biográfica), mundos en los cuales empieza a idear el futuro (novelas utópicas/ distópicas) o toma un aspecto histórico i hace su ficción.
A la novela histórica en particular –a la Literatura en general– la has señalado, entre otras cosas, de no serle fiel a la historiografía, de no reflejar lo qe llamamos tú i yo realidad, esto qe sucede “fuera de los libros”. Yo también cuestiono (cuando estoy de mal humor, qe es la mayor de las veces) ese aspecto. La Literatura tiende a reflejar una tradición literaria solamente, no un acontecimiento histórico fundamentado. Pienso en esto: algunas de las obras qe en su principio cumplían cierta función histórica, como un tratado de la vida social i cultural de la época en la cual vivió el autor, hoy son vistas con cierta carga literaria; piensa en los dramaturgos clásicos griegos o latinos, en los cronistas de indias, quienes a veces hablan de “personajes imaginarios”.
El escritor de Literatura tiene la libertad de que al momento de crear ese otro mundo alterno a este, sea distinto o no a la historiografía. Puede crearlo o recrearlo con todos los adjetivos posibles qe le qieras poner wey. El historiador, no. No, puesto qe su trabajo es fundamentar el suceso histórico. El problema, si lo vemos como historiador, de la novela histórica es qe la historiografía es sólo una base, un escalón más entre las fuentes de una obra literaria, i no la fuente misma de los hechos narrados. Si el autor, el escritor de Literatura, no tiene talento hará que su obra no sea verosímil dentro del mundo qe ha creado. He aqí entonces un verdadero conflicto con la novela histórica, como bien lo haces ver en tu comentario de ayer.
Los aspectos sicológicos, humanos, de los personajes a los cuales retrata la novela histórica, muchas veces la historiografía, si no los deja de lado, los deja en segundo plano. La Literatura logra alcanzar las más de las veces al Hombre, con sus pasiones i defectos qe logran conmover al lector. Sospecho que eso logra en mayor medida la Literatura: conmovernos, movernos con, sin olvidar que la historiografía, la Historia, sea una pasión igualmente, no lo niego eh, fíjate qe no lo niego.
Por otro lado, la novela histórica no pretende ser una biografía sobre tal o cual personaje histórico, o sobre cualqier suceso. Pretende, más bien, cuestionar la verdad verdadera, la Historia oficial qe nos enseñan desde peqeños en los libros de textos. Solamente en Hispanoamérica, en el siglo XX, ¡cuántos dictadores han pasado por la sagaz pluma del escritor que denuncia, critica el régimen, la realidad de su país!
Entiende qe el escritor de Literatura se apropia de elementos que considera pertinentes para hacer su obra literaria. Las mentiras qe nos pudiera decir son en función de la verosimilitud de su obra, del ingenio del autor. Y mira qe aún le reprochas a Fernando del Paso, Enrique Serna, Jorge Galván, entre otros autores qe has leído, que sus novelas sean una sarta de mentiras cuando lo qe sus obras cuentan no es historiografía, sino un género más en la novelística, entre todos los híbridos que hay. El sentido radica, me parece, en qué medida me creo yo como lector lo que el literato plantea dentro de su obra de ficción. Así sí nos podemos entender, ¿me explico?

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