Suele pasar
Amy Lowell (1874-1925) jue una poeta dotada de una gran energía organizadora, de una especularidad y pasión exhibicionista. "Yo me he hecho poeta -confesó una vez-, pero Dios me hizo hombre de negocios". Un día, sin embargo, en uno de los centenares de conferencias recitales qe dio, un joven poeta, Jhon Wheelrith, dirigió la única pregunta qe la turbó: "Miss Lowell; ¿cómo puede usted escribir poesía no teniendo nada qué decir?"
2 Comments:
una cruzada contra los poetas exhibicionistas, manolo? o contra los poetas qe no tienen nada qe decir?
me hiciste googlearla, y decía en una página de internet qe fue una mujer exitosa en todo lo qe se proponía, menos en lo qe realmente le importaba: hacer poesía... jaja
no mamar, me reí muy agusto... luego el fintón de ochenta avant la lettre qe se cargaba
Andale Carmela; Amy triunfó en casi todo. Si no juera por el casi casi.
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